Mientras tanto
sigo olfateando
el olor a quemado
y se que debo levantarme
e ir hasta la cocina
y apagar el fuego,
pero sigo mirando el armario
sin poder moverme,
casi sin pestañar,
pensando que quizas
todo se trate tan solo
de simple un ruido,
una copa de cristal
estallando contra el piso,
un martillazo inevitable
que te besa en la frente
y te olvidas del olvido
para siempre y nunca mas.
El infinito
tomando whiskey
sentado en un rincón
con los pies descalzos
frotando el parquet
con la nuca apoyada en la pared
la luz apagada
y el sol naciendo lentamente
silencioso e inevitable
en el horizonte
como todas las mañanas
en tu ventana
y en la mia.
Quizas este pedazo de roastbeef
se mas real que todas nuestras vidas
y todas las esquinas llenas de historias
y todos los hombres en la luna y en la tierra.
La vida, la muerte y la serpiente
que se come a si misma
y el fuego
bailando incesante,
unico testigo de este instante,
me escucharan decir:
La vida y la muerte no existen,
somos para siempre
pedazos de pedazos
encerrados en misterios
soñados por corderos
que imaginan un mundo de humanos
alimentandolos
para siempre.
Buenas noches.
la vida y la muerte, no existen,
somos para siempre.
muy bueno, me gusto.
un abrazo