La noche agoniza en lágrimas
mientras la metrópolis muestra
su silencio que se vuelve visible
muestra ese río verde de palabras vivas
el fulgor de decir lo dicho redundante
de nuestro contemporáneo existir
de pasar por los puentes muertos
que unen la ciudades excitadas
habitadas por nosotros los transeúntes del exilio nocturno
que nos vemos muriendo por instantes, yendo y viniendo,
sin saber que quizás aquí solo nos trajo la palaba, vivir.