Lo nuestro había sido una pelea bastante tonta, no cabían dudas. Sin embargo, desencadenó una serie de malentendidos desafortunados que cuando quisimos darnos cuenta, ya había yo sacado casi todas mis pertenencias de nuestro espacio común. Recuerdo como si hubiese sido ayer, el atardecer de verano, el calor insoportable de la urbe y la imagen de mi valija en la puerta de la casa familiar. Otra vez.
Y lo que creía que iba a durar lo que dura un juego de niños antes de aburrirse y empezar otro, se prolongó en el tiempo. Y el amor insportable que nos habíamos tenido siempre, y los celos enfermizos pero pasionales, y la infinitud de encuentros (furtivos y no tanto), todo quedó encerrado en un recoveco de nuestras memorias, en una caja de cristal sin llave que pudiera abrirla.
Mucho tiempo después, por circunstancias que ocurren de tanto en tanto a quienes se perciben conectados más allá de lo común, en una cafetería muy típica del barrio, te vi.
De la mano, con la insulsa de siempre. Tu mirda idiotizada puesta en ella, riendo a la par. Ella. Esa que nunca habías podido dejar. Por comodidad, o por amor, o por las dos. Esa que te ataba como un cepo a la rutina marital.
Aunque era diciembre, y el calor no daba tregua, un frío indescriptiblemente triste recorrió mi espalda. Simplemente, hay ciertas cosas que nunca van a cambiar.
Y menos mal que volviste!! hace mucho que no leía algo tan tan hermoso... tenés una forma diferente de escribir y eso me encanta!!
Flor, te felicito por esa tristeza y ese reconocimiento de la realidad constante, porque es sólo ello lo que te lleva a transmitir tanto...
¡¡¡¡HAY COSAS QUE NUNCA VAN A CAMBIARRRRRR!!!!!
fLORRRRRRRRR.
Me has dado una sorpresa de infarto.
No te vas a ir. Flor, nunca te vas a ir.
Yo tampoco.
Y qué haríamos sin tus historias.
Te doy un besazo que te muerda el alma.
Te quiero muchísimo Flor.
me entretuve mucho al leerlo,tienes un estilo claro y enigmatico, lo que hace que uno disfrute cada linea, con mucha curiosidad, hasta llegar al fin. buen texto. cuidate.