Cuando encuentras a tu alma gemela,
la reconoces.
Algo en vosotros se despierta y remueve
y busca al otro conscientemente,
acercandoos a través del espacio y el tiempo
para que podáis llevar acabo el plan universal de reconciliación.
De alguna manera,
los engranajes del sistema se mueven,
se agilizan
para que su mano y la tuya
se rocen a kilómetros por hora
en un mar de nada lleno de estrellas.
Créeme,
he visto almas cruzarse
de lado a lado del planeta,
he visto cómo el amor busca su camino
y deja huella allá donde va.
Nada puede impedir que dos personas se conozcan,
pero depende de ellas
mantenerse unidas y seguir de acuerdo al plan.
No hay más ciego que el que no quiere ver,
por mucho que la vida le ponga delante la respuesta.
Sí,
también he sido testigo
de almas gemelas
que se separaron para no volver a verse.
¿Lo bueno?
Que no hay sólo un gran amor,
sino varios,
tantos como estés dispuesto a recibir,
tantos como tantas veces estés dispuesto a renunciar a ellos.
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