Estaba la pluma sobre esas hojas de color amarillo y ese particular sentimiento de viejo. No! lo pequeños pies de una niña con vestido blanco y risa encantadora. Dando mil vueltas y corriendo por la habitación al pasar por la pequeña mesa, las viejas hojas y la pluma tiró.
Ya no importan mas los versos, se acomodaron en la alfombra de la habitación. Parecía que jamas se volverían a leer. Simplemente quedaron en el olvido. Pero...¿Donde esta este inspirado autor? ¿Donde quedó esa pasión por letras y el amor que en ellas describía?
Un viejo poeta que en el amor se inspiró, creando paisajes hermosos en palabras y cuentos hermosos con versos, pero al caer en desilusión se fue.
Dejó sus hojas y que se volvieran viejas con él, ya sin sentido, sin sentimiento, sin amor...
Dejando su pluma llena de magia y sus hojas como una vida en la cual escribir...Simplemente sin sentido se volvieron las palabras hasta no encontrar a esa musa perfecta en la que se llegó a inspirar esa noche de invierno al compás de las gotas de lluvia, esa musa que llego a conocer... simplemente, Amor.
