Devoran para sí las plantas y los rascacielos
Han bebido cada odre y hasta las zanjas sin vena
Están mordiendo la música
Van a por lo impensable:
Se llevarán nuestros libros.
Si lo que anhelas es detenerlos
No te detengas las ganas
No obstaculices el cenit
No olvides, porque si olvidas
Habrán entrado a tu casa
Se habrán llevado a tus hijos
Y volverán a quedarse.
Grande