Soñé que se despedazaba el mundo,
y soñé que se despedazaba
familia por familia.
Todos sus hijos resueltos en el veneno
y el gas mostaza
de su almuerzo de hamburguesa.
Familia por familia,
junturas corporativas conjurando grandes fisuras.
Si, aceptan. Firman con sangre tinta y leche.
Lo original zurcaría el hambre transparente,
ay, las familias, qué logias sin aplausos,
logias de hombres sibilantes.
Las palmeras siguen aguantando
el vals siniestro de la trucha,
el vals de la incoherencia apropiada, en...
cada ámbito y unidad,
una forma más diversa de la tiranía conceptual.
Demasiados conceptos.
Entonces, se comercia con quesos rúbricas y altares, generalizaciones:
las familias andarían más pobres,
rasgadas rotosas giradas desalmadas armadas
y mentirosas.
Se despedazarán un día todas, ahora sí, desde lo metódico.
Lo metódico de su aplauso sin rima,
cuánto disfrutan aplaudir,
les ensordece así,
tan bien,
como a mí.
Justo después de despertarse,
navegar y soñar
cómo se despedaza el mundo.
Tu poema es duro . Muy buena poesia un abrazo