La tarde te recuerda en mi memoria y dibuja tus rasgos en mi mente. Hoy puedo decir que te quiero, como quise la primera vez, como dejé olvidado en el transcurso del tiempo un beso furtivo al atravesar la esquina. Eso que hay en ti lo resume todo, lo transforma en canto, lo precisa en gesto, lo atrapa la inconstancia y el amar de nuevo. Si al menos pudiera decírtelo, de un modo callado, casi sin palabras...el sueño se dejara atrapar por unas manos amplias y una piel de seda. Porque lo imposible forma parte de la vida, del misterio que oculta tras una vaga presencia, un mirada perdida, un señalar desde lejos. Pasará la estación cálida y en el silencio de los ventanales dibujaré con el dedo un adiós definitivo, como de muerte anunciada, como de querer viviendo.
