¿Qué piensa el artista de sus hijos,
De esos niños, susurro de ninfas, de su crear
Y sentir? ¿No siente orgullo de lo que son
Y rabia de lo que no llegaran a ser?
Que entre tanta revuelta de emociones
Sabrá la vida si no sabe el artista
De lo que plasma y lo que guarda
Cuando, como ave divina nace
De su sangre y entrañas, el arte.
¿Espejo será entonces de su vida
O ensueño de lo perdido o jamás tenido?
Es así como quien crea, destruye lo que levanta
Y reconstruye lo que derrumba,
No son omniscientes creadores ni aún vengadores
¿Serán entonces amados de los dioses?
Pero tanto don maldición es, el amor
De los Olímpicos a nadie trajo por buen sendero.
Que entre el ser y no ser de la literatura
Se pintan colores profanos, se cincelan
Rocas inmensas y de un instrumento
Sale potente el grito, como desesperado.
