Rezo IV


¿A quién me tengo que encomendar para invocarte en celo?

¿Para qué resurjas elástica? ¿Para qué me cites desnuda?
¿Para qué te exhiba en misa con tu corsé?
¿Para qué me embarres el mar en la entre pierna
con un baile en la sala de urgencias frente a la abuela agonizante
con su desahuciado voyerismo, y su biiiiip... biiiiip... biiiiiiiiiiiiiiiiiiip
de la mortífera dilatación?

Dime;
¿qué tengo que hacer?

Qué tengo que hacer para que seas tú
y tan solo tú, y ya no más mi madre
la que me levante del callejón afuera de algún bar,
o simplemente de todos en topless.

¿Que no tienes corazón acaso?
¿No ves que ya no tiene edad para febriles ventiscas?

¿Dime qué tengo que hacer para que veles mi congestión
para que llores mis heridas, para que congeles mi infierno
para que inhales mi carne, para que destiles mis humores
para que te dejes infectar de rabia con mis ingles que ladran?

¿Qué tengo que hacer? ¿Trabajar?;

Dime;
¿trabajar?

Vale, puedo rentar mi cuerpo a seniles y enfermos,
cambiaría mi riñón por la espuma de un orgasmo tuyo
un pulmón por un suspiro, el globo ocular por un sueño,
y un testículo por un gramo de cocaína o de memoria
o simplemente lo haría para extirparme el orgullo
y acordarme de nuestro aniversario o de tu cumpleaños.

Dime;
incluso diario me pienso bañar

–… este… ¡uhm! ¿sí?-

te haré de comer, te arreglaré las fugas y el grifo necio,
me levantaré a cambiarle al viejo televisor castrado
ese que carece de su órgano fálico, que no tiene control remoto
y si quieres hasta emprenderé la odisea en busca dé.

Tiraré esa ropa que nunca uso, dejaré de apostar,
de hacerme en la cama, de mearme en las plantas.

Si quieres, puedes utilizar mi muy raro y caro vinilo de 7 pulgadas
de Wendy O Williams y Lemmy de Motörhead; ¡como porta vasos!

Olvidaré a todos, pagaré las deudas,
les pagaré a las amantes para seguir con el cogetlón,
le pagaré a mi chulo, al gobierno,
es más; cuando me pregunten ¿qué soy de ti?
no habrá porque alterarte por explicaciones
que yo, no justificaré esa pregunta con una respuesta,
hablaré según tus indicaciones, pero eso sí,
no me pidas que deje de beber,
que es lo único que me hará olvidar el amor y recordarte en odio
cuando esté empapado con el frío de la pública indiferencia.

Yo sólo quiero llegar a casa ebrio, como siempre ha de ser
y gritarte que esta maldita botella ácida en mis sentidos
no se conforma con recordarte y hablarme de ti,
sino que aún me pide más vicio, por eso me hace retrograda el camino,
me hace regresar más poderoso y lleno de lujuria,
por eso me obliga a beber, por eso ésta poética apocatástasis
por eso soy la onomatopeya de tus muslos
porque mientras más lo haga más me hundiré en ti
me hace lamer tu olor,
¡me hace pregonarte rimas a rastras!
me ata a ti… por eso me pide que seas mi prisión.

Yo solo quiero eso,
pero mira en cambio tú, sí, ¡¡tú!!
mira cómo me has dejado,
cómo me has dejado el tiempo a causa de tu abandono;

¡eyaculo grasa!
¡suspiro pus!
¡pregono mugre!
¡repto virulencia!

Me conjugo en ánimas de mis líquidos corruptos
no me trastorna ni un halo mínimo de sol,
me tienes como flor marchita,
a todas horas ando con una nube negra como aureola
y se me han caído los cuernos, ha caducado la ambrosia
provocado por la ausencia del oficio que para contigo fungía;
al trabajar de tu torpe poeta de cabecera
y morirme de hambre… más no de frío.

No te pido responsabilidades
ni que te tatúes el compromiso,
solo quiero tus caricias y escucharte reír.

No te exijo que me otorgues amor
¡te estoy mendigando lujuria!
le pido limosna a tus ojos
y piedad a tus piernas.

¡No te quiero vestida de blanco porque quiero mancharte de tinta!

Y tú que no emprendes el vuelo:
¡¡ ¿es que no entiendes que muero?!!
¡¡ ¿es que no sientes que enervo?!!
¡¡ ¿que no sabes que te padezco en picado,
de lo súbito, y de forma crónica?!!

Pues tú eres la que vuela
la que mata
la que besa
me mata
me besa
eres la cómplice
la de aquella prosa
de sublime contoneo.

Eres el Ángel aquel
de toda muerte
la que me besa
y no me cobra.

¿A quién tengo que encomendarme
para sentirte fresca?
¿Para plasmarte húmeda?
¿Para beberte el abismo?
¿Para rociarte de éter?
¿Para amanecer en tu cielo y dormir en tus planetas?

¿Qué putas tengo que hacer?
si yo no sé rezar ni cerrar los ojos
si yo no creo en nada,
no creo en el romance del poeta ni en Dios,
porque ninguno, ni Dios ni Shakespeare…
lo hicieron salvajemente un Sábado.

¡Si yo no entiendo cómo puede existir un Dios
que quita y da vida a su antojo!

¡¡Por la monstruosa verga de Jesucristo!!
¡¡Por las nueve tetas de Krishna!!
¡¡Por la bragueta de Mahoma!!
¿A quién le tengo que rezar para tenerte?
¿A San plátano y a toda su legión de santos?
¿A quién pedirle si no conozco a ningún milagroso?
¿Tengo qué creer en San Paul y San John?

pero como hacerlo si su estúpida canción aquella
se debió de haber llamado ¡Let it Bleed! y no dejarlo ser.

No sé qué hacer en verdad,
se me muere la tinta,
se me muere el amor,
¡se me muere la vida y me florece la muerte!

Yo te necesito,
¡te necesito en mis venas!
cómo quisiera herirte,

¡desgarrarte!
¡cortarte!

para que tan sólo gritaras mi nombre
de forma sinfónica en do, o en la, o en el retrete
o donde sea, por donde quepa… pero que tenga eco.

Ven… ven conmigo
quédate,
quédate en esta fueza
y anida en mí,
no importa si;
como una princesa
y yo como un guerrero,
como la luna
y yo incandescente,
como la lluvia
y yo estruendo,
como una diva
y yo plástico,
como una puta
y yo un borracho
como mi Ángel y yo,
tu afilada Hoz
no importa como sea
sólo ven
quédate…

¡te pago!

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1 Comentarios

• 

  Voltereta

  La poesía al igual que la prosa, son sumamente esquivas, un día son nuestras novias y al día siguiente, nos abandonan para irse con otro. Se siente la dicha cual orgasmo perpetuo, cuando uno llega al frenesí de conquistar lo pretendido, cosa harto difícil, ya que además de nuestra opinión, está la de los criticos y un punto intermedio ni siquiera, vale como referencia.
  
  Es edificante ver que hay gente que piensa como yo y que es capaz de transmitirlo, con palabras y metáforas. En verdad la prosa y la poesía, son putas, pues siempre acaban por cobrarnos o en desdicha o en distancia, pues la alegría de estar a su lado, somos nosotros los que la ponemos.
  
  Me encanta ver, que hay gente capaz de escribir cosas tan profundas, de una forma tan fresca y singular. No es nada fácil.
  
  Otro magnífico texto, desde mi humilde punto de vista.
  
  Un saludo, Hoz.

  02/10/15 06:10