Escaso arte en el ambiente,
con insistencia se filtra ígnea decadencia,
enturbiada, molesta, ajena...
las noctámbulas vigilias suceden
entre muecas salvajes
que tuercen posible brillo en la escritura.
Sucumbe el idilio y conspira el papel
que se niega a aceptar palabras de reconciliación
con tus poros que destilan suave sudor,
no me orientan aquellos ojos de tibio satélite,
son hoy cuencas vacías cuando giró el encanto,
glaciales senos carnales, aquellas mejillas...
El disfrute está proscrito,
universo abajo se enlaza la migaja
con un callado desánimo,
solo percibo rastros, enigmas,
huellas esfumadas,
soterrados gemidos, absurdo reposo,
estoy en un prado de soledad
sembrando letras desgastadas,
cosechando congojas.
Existe una renovación del averno,
transito entre perfiladas lápidas
adornadas de cántaros vacíos
a la vera del estrecho sendero.
Respiro aires de guerra,
crimen y masacre deambulan juntos.
Como alternativa me sumerjo
en un confortable rincón,
quiere apagarse la luz y la frescura de mi memoria,
no hallo un momento de distensión a mis fibras.
Deseo el esplendor mañanero,
gorgojeo de aves, orgasmos tranquilos.
Encontrar significado a la vida,
tener respuesta al enigma del amor.