![](http://img210.imageshack.us/img210/8944/aocaso.jpg)
Caducan las hojas del tiempo,
llegan los contornos difusos,
y cuento uno a uno
los últimos rayos del Sol,
cintas deslumbrantes.
Se van con máximo esplendor,
violeta, verde, azul, rojo, naranja,
la maravilla se aleja, mientras...
con plumazos legítimos,
y pensamiento melancólico,
se filtra la intranquila noche,
se rasga un rostro diferente,
donde fulguran y se arremolinan
otros soles, deambulan,
menos crepitantes, tenues...
Esa maravilla no se renovará...
lento y noble astro,
¡Te amo en la tortura!
¡Ardes en mi médula!
me inspiraste en el sudor,
ascendí los escalones a ti.
Con gratitud viví rítmico tus instantes,
desde mis amaneceres,
sonriendo en el dolor,
vital creador,
he transitado tus eneros
cautivado, padre dorado,
ya mañana no estaré.
¡No te quiero abandonar!
Para iniciar el día compartes una obra poética a la que debería aguardarle la inmortalidad, versos hispanos, que pervivirán en el tiempo, un "yo poético" que debe ser compartido, pues estas estrofas latinas darán origen a un nuevo poema en un hermoso amanecer.
Las dos primeras estrofas enseñan el beneficio que proviene de la contemplación de la naturaleza, no de banalidades, porque es allí en donde encuentra paz en momentos atribulados.
Se disfruta desde las hojas caducas hasta ¡No te quiero abandonar!
Belleza total,