Quiero tiempo,
para volver a jugar con tierra
como hacía cuando chico.
Tiempo para comer un caramelo que deja,
ese olor a golosina en mis labios
para volver a besar a mi amada,
como cuando adolescente.
Necesito tiempo además,
para dibujar páginas que faltaron,
en mi agenda juvenil,
y enmudecen engavetadas,
en el escritorio de los ideales.
Lo requiero igualmente,
ahora que como adulto,
zarpé en frágil embarcación,
mares profundos
de eternas dudas y aciertos,
ceñidas a mi esencia.
Pero
que vano es solicitarlo,
¡con urgencia, con apremio!
si cuando sobraba tanto,
¡no lo aproveché!
Me exijo a usar el que resta
poco o mucho, no se,
en pulir facetas inconclusas
y armar fragmentos aplazados,
para nunca jamás sentir esta prisa.-