El tiempo separados dejó de ser tiempo aquella noche
en que tu voz me llegó envuelta en tu sonrisa suave
alterando mi sangre y mi respiración enamorada
vibrando con cada palabra salida de tus labios.
La noche oscura se colmó de colores vivos de repente
cual arco iris que aparece tras la tormenta
y tras él aparecen tus manos, tus ojos y tu boca
despertando mis anhelos, mi pasión y mi deseo.
Fueron las estrellas mudos testigos de mágico encuentro
en el que tu corazón y el mío bailaron al mismo son
acompasados latidos rompieron los silencios
y las tinieblas en las que nuestras almas habían caido.
Se disiparon para mostrarnos ese dulce camino
que debíamos correr de la mano sin mirar atrás
enterradas para siempre esas dudas duendes
de mis tristezas y penurias, siempre golpeándome.
En oleadas que batían con esperanza y alegría
fui absorbiendo todos tus suspiros en mi boca
hasta quedar sin aliento que se llamase mío
llenandome de ti, de tu vida y de tu pálpito.
Y la noche se hizo eterna en nuestro abrazo
fundiendo tus palabras con mis silencios
caricias recorriendo ensamblados cuerpos
con la luz de la luna jugando con las miradas.
Todo lo ya pasado no existe en este momento
renacimos a la luz de un tiempo de alborozo
deseando que este efímero momento sea eterno
entregados el uno al otro hasta alcanzar el cielo...