Triste vaga el corazón lloroso por los rincones
busca y rebusca su lugar en este cruel mundo
escudriñando todos los rincones sin conseguirlo.
El alma teje sueños de hilo en el viento
que delicadamente acaban rompiéndose y
quedando en una simple y vulgar ilusión.
Los días hace tiempo son oscuros y tenebrosos
sin una rayo de felicidad que les de la alegría
ni un leve haz de luz atravesando la mirada.
Mira por la ventana mientras una lágrima cae
perdiéndose por sus tristes rosadas mejillas
muriendo en los labios que un día sonreían.
Atrás quedaron aquellos días felices a su lado
días que se extraviaron en el vaiven de las olas
del mar de dudas en el que su ser se zambullía.
La dicha de pertenecerle una vida, su propia vida
ya no sirve de mucho, pues siente la inmensa falta
de lo realmente importante, alguien con quien compartirla.
Sus mañanas son nubladas y frescas
sin el abrigo de sus brazos al despertar
y de sus ojos observando como dormía.
Sus tardes se convierten en interminables
echando de menos el paseo bajo la lluvia
cubierta de besos sin paraguas alguno.
Sus noches perdieron la locura y lujuria
con la que abrasaba las sabanas de la cama
amarrada a sus caderas y durmiendo en su pecho.
Sus lágrimas se derraman bajo esa lluvia
que incita a bailar con ella a su ritmo
y calarse hasta los huesos para olvidar.
Su vida dejó de ser vida para ser muerte
pues él se llevó toda capacidad de sentir.
Ahora, solo deambula buscando volver a sonreir...