Todas las noches sufriendo la distancia
pedía lo mismo que hoy en este poema,
se ve que nunca lo llegaste a escuchar...
Ven, sientate cerquita de mí
aquí a la derecha del amor,
a la izquierda de la nostalgia.
Cógeme la mano y acaríciate
la parte de arriba del corazón
la de abajo también si quieres.
Susúrrame al oído lo más bonito
dime fuerte que me quieres
y suave que nunca fue cierto.
Camina conmigo en la vida
sin separarte de mi mirada
enjuagándome las lágrimas.
Recuerdo momentos inolvidables
pero tu olvidaste en poco tiempo,
yo ni aunque lo quiera hacer podré.
Ódiame si es lo que deseas,
con toda la fuerza de tu alma
con todas las ansias del corazón.
Pero no te vayas nunca de mi vida te lo pido por favor
sin ti soy solo el humo de una colilla consumida sin vida,
polvo de estrellas que buscabas cada noche en mi cama.
Ya no vivo en mí porque morí en ti el día que todo acabó,
mi corazón no late, se fue a bailar con el tuyo y no volvió,
mis lágrimas no quieren salir, dicen que esperan tu mirada.
Y al mismo tiempo yo les digo que no volvereis,
ni tu mirada ni mi corazón, ni siquiera tú o yo,
porque al irte me condenaste a una larga agonía.
Cada día que pasa soy algo más fría, algo más insensible
y todo esto es debido a que tu te llevaste lo mejor de mi,
solo pido que lo guardes y cuides con esmero,
muerta no lo necesito...