Un reservorio de pies
allí, donde el agua estanca
y las señoritas ponen
sus tobillos al sereno.
Se oyen las carcajadas
en español y flamenco.
Hay un ruido de tizanas
y rumores de sombreros.
Las señoritas francesas
que saben de Valle Inclán
en estas aguas retozan
pues han venido a soñar
cosas que no hay en Flandes
y que en París no verán:
Son dulces sus lindas bocas.
y cocteles de abrebocas
beben para dormitar.