TusTextos

Érase una Vez... un Abrazo

Érase una vez… un abrazo. Un abrazo entre dos amigos a punto de perderse. Estaban en ese punto en el que cualquier palabra mal interpretada podía romper su amistad. Uno de ellos buscaba el perdón y el otro no sabía muy bien cómo podérselo dar. Dos personas que sabían muy bien que no se verían ya nunca más. Por eso el abrazo nació triste, sabiendo que era el último de su historia, un bellísimo punto y final para una gran amistad. Un abrazo que los condenaba a no volverse a ver jamás.
Durante años, el abrazo buscó consuelo y no encontró más que abrazos de compromiso, gente que abrazaba por abrazar. Abrazos simples, fríos, vacíos... Pero un día, ese mismo abrazo se encontró con dos locos enamorados. Aquel abrazo gélido que puso fin a una amistad, se convirtió en un abrazo de esos largos, cálidos, de los que te da tiempo a respirar. Un abrazo que sin decir nada, hacía sentir de todo. Un abrazo caliente pero escalofriante. Un abrazo que nació entre dos amantes imposibles, entre dos corazones rotos. Sin embargo, el abrazo se colocó entre ellos, los miró a los ojos e hizo lo que sólo un buen abrazo puede hacer, fundir sus cuerpos en un solo ser, en un solo destino... borrar heridas, responder preguntas y saldar cuentas. Un abrazo que consiguió convertir lo imposible y doloroso, en posible y amoroso. Un abrazo que unió dos corazones débiles y rotos en uno fuerte y unido. Un abrazo de felicidad por fin. Un abrazo que ninguno de los dos olvidaría jamás. Un abrazo que hizo el amor, y que el amor convirtió en beso.
Ismael y Paula fueron los protagonistas del beso, pero no de un beso cualquiera. Un beso que unió sus corazones en apenas unos segundos. Un beso lleno de felicidad, de esos que te dejan sin palabras. Aquel fue un beso con los ojos completamente cerrados y la mente perdida, solo funcionaba el corazón, el cual les latía a un ritmo acelerado. Todo era sentimiento, cero palabras. Nunca sus pieles habían estado tan cerca ni habían sentido un escalofrío semejante. Un beso con una mezcla fulgurante de miedo y alegría. Un beso dulce en medio de la oscuridad de una sala donde la gente brillaba por su ausencia. Un beso que apenas duró unos instantes, pero que para sus protagonistas se hizo eterno. Un beso que inició una nueva aventura. Un beso que simbolizó el amor entre dos corazones rotos dispuestos a ser reconstruidos pedacito a pedicito mediante la fuerza del amor.
Ismael11 de julio de 2015

Más de Ismael

Chat