No me quiteis las marcas del rostro,
los surcos que horadó el arado de mis días,
los canales donde bajaron mis lágrimas,
la madera que enmarca el color de mis miradas.
No han pasado muchas corrientes por mi cauce,
pero ya he notado el golpear del agua en mis diques,
me han sobrevolado palomas anunciando alegrías,
me han atacado halcones con garras dolorosas.
Estoy a mitad del camino, queda mucho por recorrer,
no se han gastado mis suelas, mis zapatos aguantan,
mis ropajes humildes resisten el viento, no se rompen,
Hechos con telas eternas, cosidos de experiencias.
No me asustan las esquinas del tiempo,
no temeré lo que pueda encontrarme,
tengo los antídotos contra muchos venenos,
de serpientes que me apresaron, pero sobreviví.
No quiero borrar mis huellas, dejarlas estar,
son las páginas escritas con la tinta de lo vivido,
son los espejos donde reflejar los años caminados,
son testigos del ayer, interrogación abierta del mañana.
Las huellas vividas dibujan nuestra historia dejando al descubierto todo nuestro pasado. Me ha gustado mucho la fuerza de toda una vida que reflejas en el texto.