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War Is Over, In The Heaven? Part 1

Esta historia fue escrita a través de la voz de mi hermano, que al parecer sufrió un viaje extraordinario a otra dimensión, o tan sólo su imaginación se apoderó de su mente.
Pero les aseguro que lo que están a punto de leer les parecerá extraordinario a todo fan de la buena música.

Corría el año 2073, el mundo había tenido sus importantes cambios sociales por la tan avanzada tecnología que resultaba inmensamente provechosa para el ser humano.
El índice de mortalidad había bajado considerablemente puesto que la cura de enfermedades tan temibles como el Sida o el Cáncer habían sido descubiertas, sin embargo nuevas enfermedades, o enfermedades que evolucionaron como el Alzheimer o la tan temible Peste Craneal, eran cazadoras de nuevas víctimas, por supuesto que en un índice no tan alto.
La historia la intento expresar tal y como mi hermano me la narró, con los nombres reales de los personajes y tratando de no omitir detalles. Mi nombre es Saíto Cobain, y sí, soy nieto de Kurt Cobain, mi hermano, el de la aventura; se llama Mick.
Todo empezó con la tan extrema curiosidad y pasión de Mick, estaba inmensamente fascinado con todo lo que su abuelo había logrado, y lo que representaba en la música aún en estas fechas. La actitud de mi hermano por lo general era tranquila, no molestaba a nadie, sus únicos puntos débiles eran las mujeres, y por supuesto que hablaran mal del rock n’ roll, y mucho peor si el insulto iba directamente hacia la vida personal del abuelo. Sin exagerar, mi hermano era un experto en la música rock, conocía todo lo referente al género desde los años 1950. Conocía demasiadas bandas de todos los géneros referentes al Rock, su opinión siempre era que la música había muerto en 1994 junto con el abuelo, y aunque hay buenas bandas en estos tiempos, el pop y la electrónica se han constituido como los géneros de este siglo. Otro tema que ha Mick no le gusta tocar es el aparente suicidio del abuelo, nunca ha dicho si tiene un veredicto, solamente lo evade totalmente. Nuestros pasatiempos desde pequeños siempre fue la música, gracias a las clases particulares los dos sabemos tocar guitarra, bajo, piano, batería, armónica y trompeta, además de haber tomado clases de canto. Mick es muy exigente si a música se refiere, a sus apenas 16 años, ha tenido alrededor de 10 bandas, todas las ha formado él con diferentes personas y diferentes nombres, pero jamás duran, al parecer él cree que no todos comparten su amor por la música. Para mí la música es la forma de endulzar la vida para que sea más amena, pero no estoy tan conectado con ella como Mick, por eso poco a poco me alejé de las clases de música y ensayos con mi hermano. El decidir ya no practicar tanto con él, hizo como una separación entre Mick y yo, ya que al parecer era lo que nos unía, o por lo que Mick siempre me hablaba entusiasta. Yo me dediqué más a mi estudio, y mi sueño por ser piloto aviador. Conforme nos distanciábamos, empecé a notar sus nuevas amistades, aunque no tenía banda por razones que sólo yo sospechaba; al parecer si podía hacer amigos con los cuales hablar de música, o eso pensaba yo. Sin preocuparme siempre dejé que Mick estuviera con ellos y que vinieran a la casa, me llamaba la atención la vestimenta de todos sus amigos y en poco tiempo la de Mick, generalmente Mick era extravagante y no le importaba si su ropa combinaba, al genuino estilo de Jimi Hendrix decía él.
Pero ahora junto con sus amigos, usaba ropa negra de pies a cabeza, pantalones pegados y gabardina, botas de plataforma, pulseras de picos en los dos brazos, e incluso usaba maquillaje para parecer aun más tétrico. Lo único que pude notar que no había cambiado, era un collar de oro que nuestra madre le había regalado. Al principio lo deje ser, pues tal vez la famosa etapa de la rebeldía había comenzado. Y así duró un tiempo hasta que el empiezo de lo que sería el gran viaje comenzó.

Ese día, yo leía la famosa obra literaria I Am The Walrus!, cuando acostado en mi cama, escuché a mi hermano gritar, el sonido venia de su cuarto, bajé de la cama y atravesé mi puerta corriendo, cuando entre a su cuarto, el estaba tirado en el suelo convulsionando, al segundo llegó mi madre, al ver la escena se puso pálida y se llevo las manos a la cara iniciando su llanto. Cuando reaccionó, llamó a la ambulancia para que auxiliara a mi hermano, en cuestión de minutos, que a mí me parecieron siglos, llegaron a la la casa los paramedicos y le indicamos el cuarto de Mick, Mick había parado de convulsionarse pero aún estaba tirado en el suelo con los ojos cerrados, tomando aire profundamente con las manos en el pecho. En nuestra era, la medicina también había sufrido cambios muy provechosos, ya que los paramédicos contaban con botiquines que ya estaban equipados con los artefactos prudentes para dar apoyo, y no contar solamente con la ambulancia, por dar un ejemplo, contaba con un desfibrilador muy compacto y potente, altamente útil.
Lo que prosiguió fue subir a mi hermano a la camilla, ponerle una mascarilla con oxigeno para ayudarle a respirar, y llevárselo con mucho cuidado dentro de la ambulancia,
mi madre aún lloraba y tomó el teléfono para hablar con mi padre. Yo estaba en shock sentado en el sillón, había seguido todo el proceso de los paramédicos, hasta ver la ambulancia partir. Allí estaba yo sentado en el sillón con los ojos humedecidos por las lágrimas, viendo a mi madre hablar con mi papá por teléfono. Entre mi mar de pensamientos me vino a la mente entrar a su cuarto para tratar de averiguar qué había pasado, cuando el pensamiento llegó a mí, rápidamente puse mi vista en las escaleras, temeroso por lo que pudiera encontrar si subía, me levanté y dando pasos lentos, me puse enfrente de ellas, lentamente fui subiéndolas, escalón por escalón, volteando hacia mi perturbada madre que aún le explicaba a mi papá que había pasado, que en realidad no se qué le dijo porque no había explicación aun, por fin, llegué a la puerta y entré, atravesando el cuarto lentamente llegando hacia la cama, lo que vi enfrente de la cama me aterrorizo, había un pentagrama dibujado con arroz en el piso de su cuarto, me dolió la cabeza pensar que no lo vi antes, me puse a temblar del miedo,
y más aún cuando mi madre me gritó para que la acompañara al hospital, con toda la velocidad que mis piernas me podían brindar, salí del cuarto y bajé con mi madre, apurada ella también rápidamente, y como por arte de magia ya estábamos en marcha. Aunque lloró todo el camino, habían disminuido sus lágrimas a diferencia de cuando estaba en la casa. Rumbo al hospital, su celular sonó varias veces, sólo revisaba quien le marcaba, y al parecer si no era mi papá no contestaba. Cuando llegamos y mi madre estacionó el carro, se apresuró a entrar, y yo le seguí el paso, al preguntar en la recepción por Mick, nos dijeron que esperáramos al doctor Albus. Yo me senté en una de las tantas sillas que estaban ahí, pero mi madre estaba muy preocupada como para relajarse, así que recargué mi cabeza contra la pared, viendo hacia arriba, y recordé el pentagrama, lo que me hizo estremecer y devolver mi mirada hacia el frente. Al poco tiempo mi padre llegó dándole un abrazo a mi madre y acercándola conmigo me dio un beso. Mi madre con la voz cortada le dijo que la enfermera le indico que teníamos que esperar al doctor. Y así estuvimos los tres esperándolo. Pasaron alrededor de 2 horas, habíamos empezado a caminar para soltar el estrés, incluso a comer algo de la máquina de comida. Cuando sentados, el doctor Albus llegó a la recepción a reportarse, al oír su nombre rápidamente nos levantamos para preguntar por la salud de Mick.
-Disculpe doctor, mi hijo Mick Cobain ¿está bien?-¬ preguntó mi padre con las manos entrelazadas
-Disculpe por darles una buena y una mala noticia al mismo tiempo, pero en sí, el está bien- dijo el doctor.
-¿A qué se refiere con una buena y una mala noticia?- preguntó mi madre con una mirada de aterrada.
-Sí, su hijo sufrió un paro cardiaco y por unos momentos él murió, afortunadamente lo pudimos traer de vuelta.

Lo único que a mi mente le interesó escuchar es que mi hermano estaba bien, pero mis padres reaccionaron de una forma que me asustó, pues tenían razón, el que un joven de 16 años sufra un paro cardiaco no es normal. Empezaron a llorar enfrente del doctor abrazados.
-Pueden visitarlo en un par de horas, si todos los análisis y comportamientos salen bien, él podrá irse en una semana. Que tengan una buena tarde.

El doctor se fue, y mis padres seguían llorando, lentamente se fueron acercando a las sillas donde me agarraron y me abrazaron también. Yo sólo sabía que mi hermano estaba bien y no me importaba nada más. Pasadas las dos horas, y mis padres con un ánimo un poco mejor, pudimos entrar al cuarto de Mick, él se estaba dormido , pero al parecer notó nuestra presencia, y fue abriendo sus ojos lentamente, los tres le sonreímos, y él me miró, con una cara de sorprendido.
-No vas a creer lo que me acaba de pasar- me dijo Mick.
Yo no sabía que decir, mi padre puso su mano sobre mi cabeza, lo tome como una señal de que debía de responder, pero no sabía que decir.
-Bueno.. Cuéntamelo-
-Es mucho, mejor ya que estemos en la casa, ahora tengo mucho sueño-
-Descansa hijo- dijo mi madre, dándole un beso en la frente.
Mi padre hizo lo mismo, y Mick tan solo cerró los ojos y se quedó dormido. Nosotros volvimos a casa, en el camino con mi madre ella se notaba más estable.
Al llegar, recordé el cuarto de Mick, y sobre todo ese pentagrama, mi madre entró a la casa, y lo primero que hizo fue entrar al cuarto de Mick, mi padre llego después y también entró, yo los seguí aterrado, note que vieron el pentagrama y mi madre tan solo lo barrió con la escoba, creo que si se daban la idea de lo que pudo haber ocurrido. Yo no había notado que encima de la cama estaba un libro negro, lo tome y al abrirlo y ojear, me di cuenta que era un diario, no pude saber de quién era, mi padre me lo había arrebatado, y puso una mirada de sorpresa.
-Tu aquí- con un tono de familiaridad le hablo al diario.
Salió del cuarto con él, mi madre me pidió que saliera de allí porque barrería todo, así que seguí a mi padre hasta su cuarto, pero él había cerrado la puerta con llave. Yo no entendía nada, empecé a caminar por la casa pensando en todo, y hasta ese momento tenía tres figuras, el libro, el pentagrama y mi hermano que murió y fue resucitado. No pude llegar a más, era brujería sin duda.
Pasaron los días y mi hermano por fin llegó a la casa, el estaba débil, mis padres le tuvieron que ayudar para incorporarse y acostarlo en la cama.
-Por fin en casa- dijo Mick.
-Bueno, puedes contarme ahora lo que dijiste- se lo dije con algo de desinterés.
Mi madre estaba allí y al parecer ella estaba más desesperada por saber la historia, pero Mike le dijo que después le diría a ella lo que quisiese saber respecto a todo esto.
Mi madre se sintió algo triste por eso, pero al parecer el que Mick estuviese bien fue suficiente para que accediera.
-Bueno Saíto, te parecerá ridículo todo esto que te voy a contar, pero estoy totalmente seguro que no fue solo un sueño, y para que lo compruebes, al final te mostraré una evidencia totalmente clara.-










Aquí en casa, he practicado algunos conjuros de magia negra, para poder hablar con el abuelo. Hace una semana, estuve lo más cerca que nunca nadie jamás ha podido estar, no sólo para hablar con un muerto, si no para estar con él. Lamentablemente, y no sé porque algo salió mal, el conjuro me afectó y me hizo perder el conocimiento, lo único que pude lograr fue un grito, que al parecer era mi último aliento. No sé que pasó en esta tierra, pero yo me fui de ella y me pasó lo impensable. Primero el viaje al otro mundo fue como flotar en el agua, pero sin agua, tan solo flotando en la nada. Todo era oscuro pero yo me sentía relajado, así dure un tiempo que no sabría definir, llego el momento que flotando boca arriba, todo se iluminó, haciéndome cerrar los ojos lo mas que podía y tapándome con mis manos la cara, en ese momento descendí a gran velocidad acabándome mi garganta con mis gritos, me desmaye antes de caer. Desperté, pero no aquí, en mi cuerpo pero no en mi mundo. Estaba en una cama, en una casa, al principio pensé que era nuestra casa, después que era un hospital pero, estaba completamente equivocado. La casa tenía un toque rustico, pero no era tan vieja. Me puse de pie, tenía toda mi ropa puesta, incluso mis tenis. En la recamara solo estaba la cama, el ropero y un espejo. Salí de la recamara, sacando primero la cabeza y volteando hacia los lados, note que la casa era más pequeña de lo que pensé, tan solo estaba ese cuarto, y otro para el baño, donde pensé que no habría regadera, pero si lo había. En la sala solo estaba un comedor pequeño con una silla. La casa estaba sola.
Me preguntaba quién me había traído aquí. Atravesé la pequeña sala y me decidí a salir, jale la perilla y abrí. Salí y me percate que estaba como en una especie de ciudad, pero rustica, había torres que al parecer pretendían ser edificios, las demás casas eran similares de la que yo había salido. Había luz por todas partes, incluso dentro de la casa, entre de nuevo para apagarla. Vi gente caminando por las calles cuando volví a salir. Salí lo suficiente como para que me vieran. Y alguien me habló.
-A tu eres el nuevo vecino eh- me dijo un muchacho, al parecer de unos 20 años y con unos lentes algo llamativos.
Yo voltee al instante y me quede perplejo, de algún modo él me resultaba sumamente familiar.
-Eres nuevo aquí eh, te explicare para que no te pierdas y te acostumbres rápido, mi nombre es Charles Hardin Holley, mejor conocido como Buddy Holly en mis tiempos de gloria, aquí es a donde envían a todos los músicos después de morir, así que tú debes ser músico de la nueva era, ya no vienen tantos como antes por acá, debe ser un desastre la música actual.
Yo solo escuche hasta la parte donde dijo que era Buddy Holly, me sentí mareado y estuve a punto de caer, el se dio cuenta y atravesó la línea que separaba nuestras casas para ayudarme a sentarme.
-Te suena extraño eh, lo fue para todos aquí, aunque como lo intento contigo, nos acostumbramos.
-Buddy Holly, soy un gran fan tuyo, aunque solo lograste hacer 3 álbumes los he escuchado al derecho y al revés- se lo dije con demasiada felicidad y al parecer él se sorprendió.
-Wow, me halagas joven, hace mucho que no me reconocían el talento, casi siempre vienen a buscar a los de los 80’s en adelante, con esas nuevas tendencias alterando el buen rock n’ roll-
-Bueno, no sabría que decirte ya que también los otros subgéneros me gustan-
-Era de esperarse, pero gracias por acordarte de los viejos- y sonreímos
-Bueno, ¿en dónde estoy realmente?-
-Hmm, realmente no se sabe, solo sabemos que todos aquí somos distinguidos músicos, alguna vez me encontré por allí a un llamado Bob Dylan, un tipo muy extraño pero al parecer muy sabio, me dijo que los verdaderos músicos no pueden ir ni al cielo ni al infierno, pues la alma la dejan allá, en la tierra donde serán recordados y aclamados por siempre.
Igualmente aquí me quede estupefacto cuando dijo Bob Dylan, ¿en qué paraíso me encontraba?.
-Bob Dylan, él si lo entiende- lo dije mirando al cielo
-Si.. Al parecer es demasiado aclamado en la tierra, bueno disculpa pero, cuál es tu nombre? –me preguntó Buddy Holly cuál era mi nombre..
-Mick, Mick Cobain-
-Diablos, ¿eres pariente de Kurt?-
-Si, es mi abuelo.-
-Que cosas trae la segunda vida, si te dije que Dylan era extraño, tu abuelo lo es más, jamás ha querido decir cómo murió en realidad, y es el más antisocial de todos los músicos, según me han dicho los músicos del otro pueblo. Solo una vez fui a aquel pueblo a explorar, y el estaba ebrio en el bar con una actitud algo agresiva, fue donde supe de él ya que como sabrás somos de tiempos algo distantes.-
-No me sorprende, esa era la actitud de mi abuelo.-
-Jamás he escuchado sus canciones, casi siempre ahí conciertos aquí, y cada quien muestra sus obras maestras, pero él jamás se ha presentado. Ojala tu no seas igual, me gustaría escuchar tu música.
-Lo siento pero, creo que yo no estoy aquí por esas razones, hice cosas que no se deben de hacer para estar aquí.-
-Entonces, no eres músico?-
-Técnicamente si lo soy pero, no tengo mi obra maestra, ni mi banda, y tampoco me considero solista.-
-Bueno, seguramente por alguna buena razón estas aquí-
-Oye, mencionaste otro pueblo?-
-Si, en este mundo hay 5 pueblos, pero están muy retirados, el más cerca, que es donde tu abuelo vive, está a 2 días. Tendrás que caminar mucho o conseguir un aventón, aunque puede ser difícil pues casi nadie va para allá. Todo lo que se necesita lo encontramos aquí y pues, la mayoría de los que estamos aquí ya exploró.
Estaba atrapado en algún mundo alterno, no sé si hay cielo o infierno, pero en ninguno de ellos estaba.
-Bueno chico, solo salí para tomar aire fresco, vuelvo a la cama, si quieres ir a explorar, sigue derecho esta calle y encontraras el centro, te advierto que puedes llegar a desilusionarte con algunos de tus artistas, aunque estén muertos, los sigue cegando el ego-
-Gracias, creo que si iré a echar un vistazo-
-Buena suerte-


ESPERO QUE A ALGUIEN LE GUSTE PARA SEGUIR PUBLICANDO...
Jaquez11 de marzo de 2012

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