A su lado, la felicidad. Acérrimo escepticismo. Tiempo. Horas y días, años y vida. Surcos labrados en su geografía toda. La incorpórea seguridad de no haber derrochado lunas y vigilias en vano. La luz obsequiada por la experiencia. La inexistencia de la certeza, lo relativo del absoluto. Medio centenar de inviernos compartidos, caridad depositada en sus manos. Un solo designio, la irrefutable confirmación. A su lado, la felicidad.