Enseñas al pueblo
el poder alcanzado
y no evitas el frió
de aquel niño olvidado
no osas conceder
el alimento negado
y no rompes la celda
en la que vive apresado
no evitas la muerte
de este ángel alado
pero él baja del cielo
y se posa a tu lado
te susurra al oído
y tú escuchas callado
que no alcanzas el brillo
ni el valor de un centavo.