Me miro fijo a los ojos, así como preguntando,
Algo en su pequeña vida le estaba atormentando.
Yo me quede muy atento a su pregunta esperando,
Pero cayó en su inocencia y se decidió todo a ignorarlo.
¿Qué quiso decirme?, me quede cavilando,
¿Qué puede preocuparle a la vera de sus tan precarios años?
Tan solo a los estudios a él yo suelo obligarlo,
Las demás preocupaciones sobre mis hombros yo las cargo.
Para mí el no crece sigue siendo el niño de anteaño,
Aquel que a las canicas le veía reír yo jugando.
¿Entonces que puede a su infancia hacerle daño?
No comprendo lo que ocurre, ¡pero sé que algo está pasando!
De pronto me di cuenta que yo estaba equivocado,
Le mire y pude ver al niño de ahora y no al del pasado.
Cuanto de él me perdí a causa de mis afanes diarios,
Me empujo a la razón cuando me dijo
Padre yo ya tengo quince años .
Quince años, esos que yo nunca supe cómo olvidarlos,
Cuando pensé que todo el mundo cabía en mis zapatos.
Cuando a mi alrededor me estaba todo molestando,
Cuando a los adultos me costaba mucho soportarlos.
Tiempo en que el amor empieza a llamarnos,
Y púber empezamos a sufrir muchos cambios.
Yo lo viví en carne propia esos cambios de ánimos,
Entiendo que ya no me queda nada más,
Que su intimidad respetar y su fondo alcanzarlo.
Quiero que mi hijo sepa lo mucho que lo amo,
Y que si antes estuve ausente, ahora me tendrá presente,
Aunque de mi por cosas de la vida él se vaya alejando.
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