Ódiame, no merezco más que el odio de tus ojos;
no merezco tu amor
sólo el odio mundano de tu desconsuelo merezco tener.
No me des tu piedad,
sentimiento más repugnante que ése
no ha habido en la historia de la humanidad.
Solo en los caoticos mares
de tu odio merezco morir,
solo a manos de tu espada
mi corazón entregaré.
Pues solo el ángel caido recibirá
las burlas del infierno.
Ódiame y no dejes de hacerlo
soy ruin, déspota y cruel
solo eso merezco de ti.