¡Ah, Dios, que no quiero que pase!
Encontré luces en mi espíritu dormido,
Y vagué más allá de éste suelo,
Para al fin encontrar restos de lo que fui,
Para encontrar que no tendré lo que siempre he querido.
¡Que no quiero que pase!
Y que pase de mí éste horrible dolor,
Que me tortura el alma tu cruel condena;
Espantan a mis alas tus filosas garras,
Me retienen indefenso tus traidoras cadenas.
Respiré tu aliento
Frente a lunas colgantes,
Del cielo que te regalé,
Y dormí encerrado en horas largas,
Esperando lo que nunca llegó,
Esperando que llegara lo que siempre estuvo conmigo;
Y hoy sé que es mi soledad,
Mi más fiel amante,
Mi más noble compañera,
Que no permitió que estuviese solo,
Esa que veo a mi lado.
Porque tuve que transformar las caras de los caminantes en tu cara,
Verte en los demás, para poder verte,
Viví sólo para morir en ti;
Y encontré que la única forma de conseguir conocer a alguien.
Es mirándolo como un espejo,
O ser espejo, para que se miren en ti,
Y hoy conseguí que tú y yo somos espejos,
Y que yo te veo en mí,
Y que tú me ves en ti.
Desperté de mi castigo,
Regresé para ver pasar lo que no quiero que pase,
Y recibí golpes y ofensas,
Dolor y heridas habitaron mi alma,
Para hacerme crecer;
Y hoy sé que no hay nada más,
Hoy sé que mi epitafio será tu rostro.
¡Que no quiero que pase!
Me alzaré entre las piedras,
Y cabalgaré por las praderas de tus temores,
Escaparé de los demonios,
Y volaré hasta ti,
Tan sólo con mis lágrimas,
Y será tu tiempo de sufrir,
Será la hora en la que veré a tu rostro llorar,
Mías serán tu alma y tu piel,
Será entonces que te dejaré de amar
¡Ah!
¡Que no quiero que pase lo que quiero que pase!
Johnny Hoyer.
?Que no quiero que pase lo que quiero que pase!
*
Con s?lo este verso, ya coge sentido todo el poema.
Es un poema hermoso Johnny.
Un abrazo.