La dulzura angelical
De una mirada alegra e inocente,
Me canta estrofas de un amor impaciente
Mientras que la persistencia de la memoria
Acaricia las venas de mi mano derecha.
El fugaz tiempo
Se escurre entre las paredes andantes,
Y trato de fijar tu mirada
Al aire de la noche,
Y así,
Fugarnos a la lejanía de la noche
Y soñar entre almas en pena y luna fúnebre,
Que la religión negra existe
Y que podemos sobrevolarla.
Cientos de recuerdos
Se anidan en tu nombre
Y sé que no existe nadie
Sobre la faz del cielo
Que se atreva a asesinar esto.