Quizá no haya más duro castigo
que la soledad perpetua bajo el edredón,
mas qué peor para conmigo
si es quien lo impone Carmen Jones.
Quiso consentido el infortunio
presentarme indefenso a sus tacones
con la trampa perniciosa de lo nocturno
y el peligro endémico de los rincones.
Humo,ron,carmín,perfume y medias,
¿quién niega la debilidad carnal?
Esta es mi innata tragicomedia,
vestirme sobrio el martes de carnaval.
Y de la mano de sus más depredadores instintos
me arrastró Carmen Jones por todos sus lunares,
no siendo yo Teseo venciendo tal laberinto
sino un simple esclavo de anatomías elementales.
Un despojo,a eso fui reducido
y como tal desperté de moscas envuelto,
moscas de condenado y horrísono zumbido
inherentes del sabido amor muerto.
Y es ahora que huele la cama a hueco
y a vacío suena el costillar,
que sé que no es vida digna ni de muñeco
la del amante que no tiene a quien amar.
