Pestañeó dos veces para decir que sí y manoseó los rizos de su larga cabellera preguntando de este modo cuándo volverían a verse. Él reaccionó acariciándose suavemente el dedo anular, anunciando así un próximo encuentro a solas; a lo que ella respondió entrelazando las manos para que supiese, según lo convenido, que lo deseaba más que nada en el mundo.
Y mientras el ridículo galanteo se dilataba en una interminable coreografía de rebuscados movimientos expuesta a todos los ojos presentes; los pies descalzos de sus respectivas parejas se dedicaron a recorrer secretamente, por debajo de la mesa, territorios mucho más cercanos y escabrosos.
En textos cortos logras que se visualice una escena, utilizando las palabras con maestría. Fascinante tu texto me encanta y me enseña.
Un abrazo Juca.