"Los barrotes de tu celda nunca se abrirán". Análisis sintáctico y morfológico de esta oración. Tenéis diez minutos de tiempo, ni uno más.
Siempre igual, órdenes, análisis, prisas. A eso se reducían las clases de Lengua de doña Paquita. Estaba harto, ya no lo podía soportar más. Agarré la oración y la analicé sin tacto alguno, no me preocupé en absoluto de su morfología, me dio igual. Le metí mano a las entrañas y la desgarré con todo el sadismo del que fui capaz. Barajé complementos, sujeté predicados, verbalicé sustantivos, establecí proposiciones deshonestas y, para rematar la faena, solté al prisionero de aquella celda lingüística gritando: ¡libertad gramatical!