Y se ríe si soy feliz, si me siento triste, cada vez que me hace llorar, cuando me humilla menospreciándome ante cualquiera. Se ríe si hablo, si callo, aun sin estar presente le oigo reírse detrás de mí. Se ríe cuando me grita, cuando me golpea, cuando desaparezco y me encierro en el cuarto de baño mientras él aporrea la puerta con su risa. Se ríe incluso ahora, ahí tirado, con la mirada perdida y las tijeras clavadas en el cuello, desangrándose, dejando escapar a borbotones esa risa de hiena que me persigue a todas partes.
Me gusta mucho. Como todos.
Un beso.