Malditos puntos suspensivos: irritables, inconstantes, contradictorios y confusos. Surgen de la excusa más desalmada, convirtiendose en el estoque más certero a mis ideas, mi paciencia y mi luz.
Desintégrense en lo infinito del espacio, y llevense consigo el falso misterio que rodea la intención única de su existir: ese afán inconcebible de aparentar reflexibidad allí donde no se hayan argumentos, allí donde se escudan los miedos a mostrarse verdadero y auténtico.
Será posible que alguna vez aquellos signos gramaticales me parezcan nobles, producto de la inabarcabilidad de las ideas en el lenguaje? o quizás lleguen a parecerme una clara evidencia de reflexión?
Esta vez no!
Esta vez solo siento el profundo desagrado del engaño, la impotente decepción de la credulidad y la impaciencia de desenmascarar bajo las lides del pensamiento la farsa de aquel truhán.
pd: Tuve que subir el texto de nuevo con otro nombre, pues no abría.
Espero que lo lean :)
mira que me encanta este texto.Si,me gusta