Mísero aquel que entre sus ruinas crece,
del que en su gozo baña sus pecados;
tema del bien sus poderosos hados,
sepa apreciar lo que del mal merece.
Pobre quien siendo barro se enriquece,
buscando paz en actos renegados;
sienta caer del alma sus tejados,
tenga por miedo cuanto en el florece,
sean sus armas polvo, tierra, escombro,
que toda oscuridad tome su cuello,
quebranto y llanto salgan de su asombro;
renazca y haga vida de camello:
cargue la culpa del delito al hombro;
peor muerte tendrá al vivir con ello.