Con ímpetu surcamos por el frío
dispuestos a explorar nuevas riberas;
dos testigos de eternas primaveras
que pronto descendieron al vacío.
Fuimos dos lagrimas formando un río,
corriente de ilusiones verdaderas;
del tiempo fuimos almas pasajeras
directas a parar al mar sombrío.
Todo cuanto alcanzamos es olvido,
el cauce de nuestro amor se extinguía
a causa del calor quedó absorbido.
Un infierno llegó el último día,
vino a borrar la huella en lo vivido:
comienza nuestro ciclo de sequía.
Que buen soneto, con un tema candente en el que mucho pensamos y aveces en vida vivimos. Somos muchas veces muertos en vida y o contemplamos el paraíso y sabemos disfrutar las maravillas de vivir el hoy como si fuera el ultimo día.
Por allí una canción dice:
Al final de este viaje en la vida quedarán
nuestros cuerpos hinchados de ir
a la muerte, al odio, al borde del mar.
Al final de este viaje en la vida quedará
nuestro rastro invitando a vivir.
Por lo menos por eso es que estoy aquí...