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La Mejor Aliada.

Entre la densa niebla que cubría el entorno, una luz blanco teñía de esencia a una silueta que caminaba sin rumbo, sin destino alguno. Un hombre adulto, desesperado porque lo había perdido todo, su familia había fallecido y tan solo le quedaba de ella frágiles trozos del ayer, momentos encantadores que se van desvaneciendo con el tiempo, esas dudas que penetran profundamente hasta dentro de su ser y que queman mas que el fuego de una hoguera en una cálida noche de verano. Disimulaba muy bien, nunca se quitaba su disfraz de hombre humilde, alegre y generoso. Sus heridas iban por dentro, corrompiendolo y atemorizando su alma comenzando la tortura con suaves punzadas en el pecho y que terminaban como puñales incrustados hasta el asa. Sangraba en cada amanecer, el viento levantaba su piel y entre luces negras y blancas su vida llegaba a su fin. Constantemente le atropellaba el pánico tan rápido como un veloz autocar sin frenos, la locura ocupó gran parte de su corazón haciendo que entre vagos recuerdos que de vez en cuando rememoraba, perdiera la razón. Loco, moribundo, perdido y herido así vivía sus ultimas horas, sus alargados minutos y sus dolorosos segundos. Cayó de hinojos, su cuerpo pesado despertó las entrañas de la tierra de manera que todo tembló pero el ya no lo sentía. Sus manos tocaron el suelo, entre pausadas vibraciones debido a los nervios que se apoderaban de el. Cerró los ojos y queriendo acabar cuanto antes su condena tomó la muerte con sus manos. Una guadaña inmensa y afilada como el pico de una alta montaña, emergió delante suyo, directa al corazón. Todo se volvió blanco, una fuerza esperanzadora se plantó entre el hombre y la muerte, lanzando destellos de fe. la muerte retrocedió y su arma siniestra estalló en mil pedazos, el hombre salió sano y salvo del duelo. Cuando abrió los ojos, volvió a sentir, escuchaba unos dulces susurros que le invitaban a vivir, que le daban fuerza de voluntad cubierta de esperanza y fe. Una voz se hizo dueña de su mente ya despejada. Una sola frase se repetía con eco una y otra vez:

"Vive, pues vida solo hay una."
Kapy2201 de septiembre de 2011

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