Que me encierren, de perdón y ejemplo maniatado
en las brasas que funden la ansiada perfección.
A las puertas de la ignorancia y de mi razón
me encierren, por maldad, por haberme equivocado.
Que me encierren en prisión injusta por pecado,
lejos de los herreros que forjan la ambición
vencidos por la arrogancia. Almas sin corazón
me encierren para colmo y bondad de haber errado.
Que me encierren por si acaso me niego al decir
que todo humano comete dicha atrocidad
empujado por sus impulsos y sus temores.
Que me encierren y al salir, tal vez podais percibir
lo que tanto criticabais a decir verdad.
Decidme si he de pagar por todos mis errores.
