Un solo verso ha quedado en tu boca,
atrapado en las fauces de lo eterno,
acurrucado en un abrazo tierno
que el silencio, a su manera, provoca.
Quiere deslizarse como una roca
pero de pronto es llegado el invierno
y sin respirar sigue estando interno:
contra todas las paredes se choca.
Sin ningún acto de valor murió:
el dolor le asestó golpe certero
y no pudo mostrar su sentimiento.
Tras los muros labiales falleció.
Solo queda el cadáver de un "te quiero"
que jamás aliviará mi tormento.