Tienes ese don tan tuyo de estar siempre donde debes estar, ni sobras ni faltas, y justo cuando estás, encuentras las palabras adecuadas sin saber siquiera lo que pasa, sólo con mirarme a los ojos, y me haces pensar que no me merezco esta suerte y que sólo quiero estar contigo. Entonces tú te quedas, en silencio, conmigo, porque sabemos que ya no hace falta llenar el tiempo con conversaciones, y cuando estoy más tranquila, un abrazo promete silenciosamente un 'siempre estaré aquí' y a la vez indica el fin de las preocupaciones, el miedo, el llanto y el dolor. Y yo, pequeña e insegura, deseo crecer y llegar con el tiempo a ser alguien así de admirable. Y yo yo te elijo a ti.