Carlos solo conocía a Ivon, aunque este hubiera cambiado,
por lo que se intereso del resto de grupo.
- Y has traído a tus
amiguitos… Adorable, Ivon, pero te recuerdo que donde pretendes llegar
es acceso restringido y el solo hecho de intentarlo supone cárcel.
- Mi nombre es Salvador – por primera vez en su vida, pronunció su
verdadero nombre. Y lo hizo para acallar al orgulloso capitán. Alcoida
le miro, había resolución en su mirada.
- No me vengas con
esas, siempre has sido Ivon… ¿O es que acaso recuerdas algo?
Un
súbito dolor de cabeza le hizo hincar la rodilla. No, no recordaba haber
sido Salvador jamás, debía recordar algo, su hermana…
- ¡Salva!
– dijo Alcoida prestándose a ayudar a su hermano.
- Quieta,
mujer – dijo Carlos con una pistola apuntándole a pocos centímetros de
la sien – He oído hablar de ti también, mujer. Una auténtica Aimier. El
mundo no le importaría si te matase aquí mismo ya que estáis extintos–
le dijo imprimiendo odio incandescente en cada una de sus sílabas.
- Tu eres la escoria que mataste los recuerdos de mi hermano. Tu y
todos los ustules – dijo enojada y con los ojos llorosos Alcoida,
agarrando a su hermano.
- Escoria… escoria – dijo pensando
Carlos. Pero bajo el arma para ello, Roberto vio una oportunidad de oro.
Se desprendió del rifle de su espalda y apunto con una sola mano a
Carlos. Ninguna bala le llego a rozar la piel. La habilidad oculta del
capitán de Ivon era la espada, como bien decían los rumores. Una espada
increíblemente oculta había seccionado en dos el cañón y el cargador
destrozando el bastidor y el gatillo. El sorprendido Roberto se quedo
con las ganas pero se rehizo y se lanzo a él. Un solo golpe, entre las
costillas superiores, le hizo retroceder de un salto hasta las escaleras
cayendo estrepitosamente. Casandra exclamo e intento tomar las riendas
de la situación. Cogió su arma y apunto temblorosamente a Carlos.
- Y la gatita también me quiere hacer daño… - dijo pavoneándose de
ella, acercándose poco a poco.
- No… No voy a dejarme
impresionar… Apuntar a la cabeza… Si, eso haré… Eso…
Un disparo
rozo la mejilla izquierda del capitán. Por la herida empezó a manar
bastante sangre y Carlos palpo la herida. Viendo sangre en su mano,
tembló y un instante después Casandra estaba volando por los aires como
Roberto con la diferencia de que la ser mas delgada, iba mas rápido.
Roberto haciendo gala de su estoicidad cogió a Casandra pero eso hizo
que volvieran a caer por las escaleras. Para Casandra solo el golpe la
había dejado moribunda pero Roberto, que había caído dos veces por las
mismas escaleras, estaba peor.
Alcoida no cabía en si de odio.
Agarraba a su hermano como un guerrero no suelta jamás una espada
durante la batalla mientras Carlos se relamía la herida. Estaba excitado
y nada era mejor que deshacerse el solo de los Aimier que tanto le
amargaron la vida hacía 15 años. Se fue acercando lentamente a
Alcoida.
- Tú eliges, escoria…. Si quieres acabar como tus
amigos solo hace falta que lo intentes. Me bastara un solo golpe.
Alcoida gruño. Estaba decidida a hacer lo que fuera necesario con
tal de proteger al heredero de los Aimier, a proteger su hermano.
- ¿No haces nada? Mejor. Proceder. – dijo por un interfono.
Rápidamente unos soldados aparecieron de las escaleras y empezaron
a llevarse consigo a los heridos posaderos y dos de ellos aparecieron al
lado de Alcoida.
- Llevarla al furgón de máxima seguridad, no
quiero fallos como los que tuvo la Fuerza. Llevarla al punto 32.
- Si te crees que renuncio a mi hermano, serás mas imbécil de lo
que pareces…
- Escoria, tú no renuncias a él, soy yo quien te
obliga…
Y amarrándola de la chaqueta tiro con fuerza
separándola de su hermano, aún aturdido y arrodillado. Los dos soldados
sujetaron a Alcoida que se relevaba a marcharse.
- ¡Salva! ¡
Defiéndete! ¡No dejes que te gane ese maldito malcriado! ¡Salva! ¡
Escúchame! – mientras se la llevaban la voz se fue apagando cada vez
más.
Las últimas palabras de su hermana le basto para ir
sacando lentamente su espada de la funda y de irse levantando a su vez.
Carlos estaba bastante sorprendido.
- Si te crees que me puedes
volver a controlar es que estas equivocado, muy… equivocado – había otra
persona dentro de Ivon.
A Carlos le pareció sorprenderle a
primera instancia pero no se dejo intimidar.
- ¿Piensas que
podrás salir de este lío sólo venciéndome, escoria?
- No – Y
Carlos sonrió. Pero Ivon continuo – Pero es un principio…
Realmente era otra persona quien estaba tomando cartas en el
asunto y Carlos parecía pensar en algo distinto al duelo que se
avecinaba. De pronto un helicóptero apareció desde el piso inferior e
iba ascendiendo hacia el helipuerto que había en la azotea. A Ivon casi
le da un vuelco al corazón al ver que en el rotulo del fuselaje dorado,
ponía ODISEUM, los servicios secretos de Ramber. Habían venido con todo
de golpe. Ivon recupero sus temores y desapareció la seguridad con la
que sorprendía a Carlos.
- Vaya, vaya ¿Quién se acobarda ahora,
eh? – dijo Carlos – Pero los de ODISEUM no vienen conmigo…
“¿
Ah, no?” pensó Ivon
- … Solo serán los inocentes a los que
mataras.
- ¿¿Qué?? – La pregunta fue respondida de inmediato
cuando exploto el ARCA.
Toda la parte superior salto por los
aires sin que el nexo hueco se viera afectado.
Ivon estaba
desesperado. Aquello era el principio del fin de su vida. Si mataba a
Carlos, las explicaciones no serán convincentes y seguramente tendría
todo el mundo en su contra…
- Es el fin ¿no? – pregunto Ivon
preparándose para lo inevitable
- Te ayudare a que puedas
digerir esto antes de que mueras… - dijo misteriosamente - será el
regalo que nunca te hice en tu cumpleaños. Instale una bomba antes de
que llegaseis en los ficheros que, por supuesto eran falsos. Pusimos en
circulación un rumor para que picaseis y lo habéis hecho. Los de ODISEUM
entraron por donde no debieron. Siempre haciendo su trabajo por
libre.
Y como os entretuve aquí antes… los de ODISEUM que hayan
entrado habrán sido los que hayan hecho explotar la bomba…
Ivon
veía como los escombros bajaban velozmente hacia el vacío destruyendo
los edificios de la base. Demasiado tarde para los que estuvieran
huyendo. Demasiado tarde como para acobardase y dejarse matar por su
enemigo natural…
- Carlos…
- ¿Si, escoria? – respondió
osadamente Carlos
- De todas las injusticias que habéis podido
provocar – la persona segura y fuerte que Carlos vio antes estaba
surgiendo pero lo bueno es que parecía fusionarse con el Ivon original –
Esta será la ultima que hagas… ¡Maldito!
Ivon se lanzó hacia
Carlos cargando su espada, el único intento dependía de ello.
Más abajo Alcoida estaba a punto de entrar en un furgón
cuando un soldado le pregunto algo bastante impertinente.
- ¿
Quieres calmarte? Ivon sabra arreglarselas con el Capitán
- ¡
Sueltame! ¡No me importa que se enfrente contra un capitan, soy su
hermana! ¡Esta en peligro, es un Ustul!
El soldado se excedía
con su fuerza para controlar a Alcoida y le respondió.
- Me da
igual quien seas y que intenciones tengas pero os venís con nosotros.
- ¡Y que me importa eso! – dijo desesperada agitándose.
-
Estoy cabreado y será mejor que me obedezcas. Tu amigo me haría caso
- ¿Qué? – La pregunta cayo sobre oídos sordos. Y lo que más
misterioso fue resulto ser que el furgón de las US nunca aparecería por
el punto 32 de control.
Aunque solo sea por tu constancia , me parece que me ha llegado la hora de imprimirme todos tus cap?tulos y le?rmelos de un tir?n
Keitaro.
Saludos y un abrazo muy fuerte.