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Seiko 3000 - Capitulo 54 - la Batalla Fraticida: Primer Asalto

Francesco y su hermano, Víctor, se cruzaron las miradas asesinas durante un buen rato. Roberto atendió a Salvador y Cassandra, a Alcoida. Ésta no tenía ni el menor rasguño, pero había gastado casi toda su energía en detener el tramo de la escalera. Salvador, por el contrario estaba tan bien físicamente como visualmente. Las ropas se habían cercenado un poco pero ni la pistola ni la espada se habían estropeado por el aplastamiento que sufrió antes. Viendo a Víctor, desenvainó su espada y le apunto a la garganta. Roberto cogió a Alcoida entre sus enormes brazos y Cassandra portearía su equipaje y su tridente.
- ¿Qué has venido a hacer aquí, escoria?
- Quitaros la vida con mucho gusto – dijo Víctor haciendo una leve referencia. Luego, colocó en una pose defensiva. Salvador aferro el brazo de Fran cuando este se disponía en lanzar su primer ataque directo.
- Antes, que nos ataque él…
- Estás loco – dijo Fran, enfadado – Ni siquiera podrías con él tú solo…
- ¿Me lo dices o te apuestas algo conmigo? – dijo el muy confiado Salvador.
- Que te parece tú vida misma. En serio tío no vale la pena ni que lo inten… - el consejo cayo en oídos sordos y, para cuando Fran había cesado de hablar, Víctor empezó a sangrar en una mejilla, copiosamente… Salvador lo había conseguido.
Había ido tan rápido que su movimiento con la espada, fue relámpago, directo a la cara de Víctor. Ahora, desde el otro lado, instó a los demás que pasaran. Gracias al corte, el miembro de la Fuerza estaba desorientado y no advirtió el paso de Roberto y Cassandra. Pero si, el de su hermano. Lo detuvo apoyándose contra la pared, negando con la cabeza.
- Me han concedido el honor de matarte yo solo. A ellos les esperan mis superiores. Pero un corte tan insignificante – explicó mientras se lamía la sangre que manaba de su pómulo – No es único que tendréis que hacerme para que claudique. Él – Y señalo a su hermano – Tendrá que matarme. Vamos, solo tienes el tiempo que tarde el suelo en ceder al incendio.
Era cierto. El incendio estaba consumiendo toda la primera planta y si dañara el techo, el suelo en el que estaban, cedería. Cassandra noto el calor sofocante a través de sus botas y miro, desconsolada, a Salvador que volvía a bullir en divagaciones. Trago y les dijo a todos.
- Vayámonos
- ¿Cómo? – Replicó Roberto
- Si el suelo cede, nosotros moriremos abrasados. Se trata de una batalla personal entre hermanos. Ya están advertidos ambos. Solo nos queda esperar en un lugar seguro. ¡Fran! ¡Te dejo al cargo de este engendro!
Fran asintió. A Víctor no le gusto que aquel chaval le llamase “engendro”. Una piedra le llamo la atención y dejo de mirar como escapaba el resto por las escaleras del ala Sur.
- Te he esperado durante casi 15 años… ¿No tienes nada que decirme?
Víctor le miro, pero no soltó prenda.
- Estoy harto ¿sabes? Harto de que este mundo de mierda consienta a escoria como tú hacer crímenes absurdos, innecesarios y crueles. Tú fuiste la causa de la caída de Montepez.
Fran obtuvo el silencio, con el crepitar de las llamas por debajo, como respuesta.
- Vas a pagar por esa caída. Vas a pagar el daño que hiciste forzando a MIS padres a oponerse a la COGESEK conociendo el mermado poder militar que teníamos. Te vas a tragar toda la historia que te acompaña y desearas no haber nacido…
El recital de sus porqués llego a su fin. Víctor descargo un puñetazo sobre Fran.
- Cállate. Lo tuyo no son más que palabras ¿Ves? No tengo ni para empezar…
Dando Galio Medio era el mayor de los hermanos Medio, una conocida familia de huérfanos de Halaria. Tenía 26 años y cuidaba de su hermana Mirella Galia Medio de 3 años más joven que él tras la muerte de sus padres en una mina hacía unos 20 años. Aunque era un ciudadano pobre y vivía, por ende, en un barrio humilde, poseían varios incentivos, como la pensión de orfandad y la subvención del gobierno elegida mediante sorteo. Sus ingresos, casi alcanzaban la cifra de los 90.000 Tc. pero, en su afán de ahorrar, limitaban sus gastos drásticamente obteniendo una casa, o, mejor dicho, un cuchitril en el Barrio Mocasín y además de trabajar a media jornada en una casa de té, recogía basura “útil” de los crecientes montones en los solares que se usaban como escombreras. Así, tenían electrodomésticos de dudosa procedencia a los que arreglándolos, se les sacaba bastante partido.
Su hermana, por el contrario, permanecía en casa, aquejada de un resfriado muy acusado con vistas de no remitir. Era otoño y pronto sería invierno. Siempre quisieron, tanto ella como él, el haber crecido en un lugar cálido y no tan impetuoso como Halaria. Además, el carácter de ambos hermanos, era muy distinto. Dando (o “Dandi” para los colegas) se mostraba amigable y chisposo. En cambio, su hermana Mirella era más negativa y contrariada. Parecían los polos opuestos de un imán.
Era bastante tarde pero el montículo de basuras del sector nº 8 estaba repleto de cachivaches que podría arreglar para luego venderlo y sacar tajada con ello. A las 12 de la noche, ya del 15 de Marzo, una explosión le sobresalto. El hotel Mirástropo estaba en llamas. Estaba a menos de una manzana de aquello cuando vio desplomarse parte del edificio. Luego, según oyó por los gritos lejanos, la gente estaba asombrada por algo. Y era para estarlo porque, si no tenía cera retenida en sus oídos, no escuchó ningún estruendo por el derrumbamiento que acababa de ver. Aun dudaba por ir a verlo al terminar de recoger su carro y su material cuando un cohete salio despedido del edificio. Iba directo hacia el montón de chatarra. Pero, para su sorpresa, se desvió y acabo por aterrizar a su lado. No explotó y tras el humeante contorno, pudo fijarse que era un cohete extraordinariamente grande.
Para cuando comenzó a moverse, al “Dandi” casi se la para el corazón.
A Fran le dolía todo. Su hermano Víctor era más fuerte de lo que creía y estuvo a punto de caer al primer golpe si no es por que lo advirtiera en una fracción de segundo y desviase puñetazo de un punto vital. Había continuado la pelea con golpes magistrales pero los del hermano mayor eran más contundentes y ni la rapidez ni el contraataque (estrategia preferida) de Fran, podían mermar esa colosal fuerza. Erró en un paso y Víctor vio una puerta. Le golpeo con los dos puños y Fran, salió despedido por el ala Norte (por el hueco desprendido por la escalera de incendios) y tuvo la suficiente suerte de frenarse en el aire y esquivar un montón de chatarra afilada. Se sacudió el polvo y comprobó que el maletín, en un sitio desconocido entre su ropa, estaba intacto. Al volverlo a guardar advirtió que no estaba solo. Un joven mendigo esta temblando al verle. Su cara, sucia y llena de terror no cabía en sí de asombro. Fran se percato de su condición y ofreció unos Tc.
- Toma – le dijo entregándole 5.000 Tc. Y con su mejor sonrisa – Siento haberte asustado. Es para una película.
Y, hecha la buena obra del día, se dispuso a salir de allí para encontrarse con sus amigos. Antes de que cruzara la verja del solar, aquel joven habló.
- Espera. Nadie de por aquí sale volando por los aires de un hotel ardiendo y le da, al primero que pasa, 5.000 Tc. ¿Qué tipo de broma es ésta? ¿Es que luego me lo van a reclamar? ¿O es que es parte de un robo, y repartes el botín para no pringarla en la cárcel?
Fran miro sorprendido a aquel muchacho, casi tendría su edad, pero no podía decir lo mismo de sus maduras palabras.
- Lo primero es presentarse. Yo soy Tomano Francesco. Puedes llamarme “Fran”
- “Dandi” – dijo Dando estrechándole la mano – Dando Galio Medio.
- ¿Medio? – Fran se extraño por un momento
- Sí, de la familia Medio de Halaria. Éramos famosillos ¿Sabe usted?
Si lo que acaba de decir era cierto, la pesquisa había concluido. Era otro pariente.
Keitaro12 de agosto de 2009

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