-Si lo ponemos en venta, lo comprarán -dijo un directivo.
-No creo en esas cosas. El consumidor promedio no cree en esas cosas -dijo el otro directivo.
-La cuestión no pasa por creer o no creer -dijo un directivo-. Lo importante es el tener. Si yo tengo este servicio, y logro convencer a un solo cliente, pronto lo imitarán los otros.
Otro directivo estaba reacio aún.
-¿Cómo convenceremos a un solo cliente de que podemos establecer este servicio?
-Fácil. Hay quienes creen en el esoterismo. Uno que se convenza, logrará atraer a todos.
-No creo que sea tan fácil.
-Pues es cierto. Si se me ha ocurrido esto de mandarle mensaje de texto a quienes ya están fallecidos, es porque mi hija me lo ha pedido. Me preguntó cómo comunicarse con quienes ya no están. Su abuela ha muerto, y esto a los chicos los deja sin respuestas. Poner un servicio de mensajes de texto a los muertos nos abrirá un mercado no explorado.
-Pero no contestará nadie...
-Error. Tendremos un programa que contestará automáticamente los mensajes enviados. Y todo cierra. Un nuevo servicio, un nuevo ingreso para la compañía.
Otro directivo estaba más convencido, pero se creyó finalmente el negocio cuando un directivo le dijo:
-No estaremos mintiendo. Si la gente cree algo y se vuelve masivo, a eso se le llamará "verdad".
