Sigue todo igual.
Quizás hoy sea un ciego.
Mañana un lisiado.
Pasado, bailaremos con los muertos
¡Ellos tienen tanto ritmo!
¿Por qué discriminar?
Y las diosas que iluminan la pantalla,
que con la risa de su ignorancia nos demuestran
que triunfa quien posea
buena cola, mucho pecho y poco seso.
Después de todo...
¿Qué importan los sueños?
Con lo que sacan de este baile,
- con corte de falda incluído -
tendrán sus migajas los pobres
y los ayudaremos.
En el camino ganaremos millones.
Cuantiosos millones.
Pero así es el juego.
Yo gané y ustedes perdieron.