Anímia
21 de julio de 2008
por kimbertrancanut
Los ojos me miraban, me creía deforme, triste y frágil
mis pasos culebreaban, sentí espanto a caer en un suelo sin piso
sin fondo. La sensación desapacible de ser observado, escrutado, enjuiciado y penado sin la menor vacilación por aquellas miradas aguzadas, extrañas, violentas y dañinas. O al menos así las veía yo, en ese instante en que mi animo, como pluma de ave. Lo transportaba veloz, el aire del norte
invisible se encumbraba
y tantas veces, a tierra se despeñaba
-2008-