Desde la cabaña, recordaba los sueños humanos dormía en civilizaciones arcaicas aquí, a tres mil metros de altura, curiosamente respiraba mejor el poco oxigeno que dejaron los bienhechores A menudo los días eran puñetazos recibidos en la geografía sensorial...buscaba soluciones al pánico y un alma compañera ¿quizá podría ayudar...? La respuesta siempre era negativa nadie debía inmiscuirse en terreno privado abonado de egos siniestros, ajenos a esta comarca misteriosa. No debo marchar, no hay huellas que seguir. En el camino se olvidaron las pisadas y anduvieron en la sustancia de la búsqueda y el conocimiento del ser al presente me hallo templado y sin contratiempos viviendo la vida
9 marzo 2010