Tú eres como música para mis oídos,
sondando todo el día en mi cabeza,
aunque ahora sienta el corazón partido,
se que siempre te tendré conmigo.
Dentro de mi cabeza,
y en mis pensamientos,
en mi corazón,
conformas mis lamentos.
No lloro porque sé la suerte que tuve de encontrarte,
y si ahora te pierdo sera por mi culpa,
ya ni el mismo Dios podría salvarme,
pero recuerda de mi lo mucho que te quiero.
Sé que he cometido muchos errores,
y gran parte de ellos no se me perdonan,
me gustaría quedarme y pelear por tu cariño,
pero pronto sé, que las fuerzas me abandonan.
para mis ojos no existe otra belleza,
tu rostro, ver como la luz ilumina,
me regresa a la fe que hace mucho me ha abandonado,
y vuelvo a creer que los ángeles existen.
Tanto cariño no puede ser comprendido,
no correspondido lo transforma en veneno,
por mi sangre corre la dosis desmedida,
que si bien no mata,
destruye mi vida.
Al ver tu rostro surguen los miedos,
mi cuerpo descontrolado,como manejado por un titiritero,
hace que al final del día quede el deseo de ser sincero,
derrotado por la angustia que desato los nervios.
Si estas frases te suenan triste, es que ya no me queda alegría,
al no tenerte que importaría,
si sabre que mi error no fue quererte,
sino el no preveer como reaccionarias.
Hoy cualquier lagrima carece de sentido,
pero igual sin control se desmoronan,
inevitablemente volveré a caer en el mismo pozo,
con la esperanza de que con tu regreso,
conviertas mi tristeza en gozo.
Estos versos fueron escritos, para quien sufrió de un amor secreto por muchos años, sin valor de declararse por miedo a las consecuencias y otras cosas, transformando ese mismísimo sentimiento en el veneno que mataba su alma, convirtiéndose así el mismo en su verdugo final.
