Me quedé dormido hilvanando constelaciones como tantas veces de pequeño, cuando intrigado por el titilar de las estrellas, descubría que no todas eran del mismo color. Sus tonos, bailaban del blanco, al amarillo hasta el naranja. Se decía que eran las almas de personas que habían muerto. Preocupado, me acurrucaba pensando si estaría cerca el día en que mi madre se convertiría en un lejana y pequeña estrella. Horas más tardes depertaba helado y dolorido. Rogando entrar, golpeaba con los nudillos el cristal del balcón, donde una noche mas, mamá había vuelto a castigarme.
Jajajaja, lo mismo digo.
ya me gustaría pero el nivel es brutal y la cantidad... bueno ya lo sabes, 600 de promedio por semana! Bueno lo question es divertirse. Muchas gracias!
¡Fantástico micro! en pocas frases un historia tremenda. Tienes una imaginación muy despierta, te felicito me encantan tus textos.
No me extrañaría escucharte un día en el programa.
Besos.