Ya voy mi amor!
le decía cuando siendo pequeño se caía y se pelaba las rodillas.
Ya voy, le respondía cuando tenia pipí por las noches.
Ya voy, si un estornudo, decoraba de estalactitas su narizita.
Ya voy, cuando empezó a encontrarse mal. Y cuando sin remedio, todos le dijieron adiós;
ya voy mi amor, le susurró su madre de nuevo.