Hace dos años que escalé mi primera vía y,
después de esos dos años,
aún sigo pensando lo mismo:
¡¡quiero más!!
A pesar del tiempo,
para mi sigue siendo una novedad,
siento la misma emoción de descubrimiento
cada vez que empiezo a trepar.
Aún se agita mi ser por dentro al colocarme el arnés,
ese escalofrío cuando luchas por adherirte a la pared;
esa meta vertical que,
al llegar,
las nubes te muestran su propia marcha nupcial.
Y aún sigo discutiendo con mis miedos irracionales,
ellos me conocen muy bien,
y ahí seguirán hasta que me atreva a volar...
Pero siempre con la misma sensación: quiero más.
Porque andar en vertical es la mejor forma de caminar.
Te entiendo perfectamente, hubo una época en mi vida que solo era feliz si solo viajaba al doble de la velocidad del sonido en mi moto, pero un buen día y deprisa dejo de tener sentido, supongo que fue porque tuve un hijo, a veces lo necesito, pero ya no vuelo tan deprisa, ir tan deprisa solo que condujo a vivir muy deprisa, ahora solo me interesa que el tiempo pase lento, tal vez te suceda a ti lo mismo, quien sabe.
Me encanto tu texto.
Pol.