Creo que con tanta gente hablando sin fundamentos, se perdió en realidad el sentido de toda religión; hoy día, son un negocio o no son nada y las más convincentes son las más engañosas. La pregunta latente es... ¿Debemos confiar? ... ¡Quién sabe! Intentan engañarnos y están jugando sucio. Antes eran pequeños grupos que sobresalían en la sociedad, compañeros del colegio o de vida quienes nos influenciaban, nuestros padres, los mayores, quienes tenían el trabajo de educarnos. Luego la afanosa tarea fue pasando a los libros, más tarde al teatro, la radio, la televisión, y ahora... Internet. Es increible cómo está todo MINADO de mensajes llamativos y atractivos a nuestra vista, imágenes de perfección inalcanzable, trillados cuerpos tentadores y detrás de ellos el mensaje material, la rebelión, la guerra, la depresión y las lágrimas. El dolor del que tanto nos advierten, el que tantos nos quieren hacer creer que debemos curar. Nos necesitan sumidos en esa ignorancia, porque entre lágrimas y mensajes nos volvemos más vulnerables, y desde jóvenes se aprovechan de nuestra fortaleza e inspiración. Por eso vayan con cuidado... Estos vampiros están por todos lados, nos consumen, nos dejan deshechos... Habiéndonos hecho creer que nuestra imagen fue alcanzada luego del lavaje de nuestro cerebro, y así es como nos manejan y nos reducen a servidumbre como en el medioevo. Es verdad, no quieren que limpiemos sus baños ni aremos sus campos, tan sólo quieren que consumamos la misma basura que arrojamos para volver a comprarla con otra etiqueta.