Me harté, me descalifique, me lloré, me hundí y acabe corriendo llena hasta el cuello de deudas tejidas a conciencia, con lágrimas desbordadas de sangre. Me escondí en la penumbra mientras el cielo me proclamaba venganza.
Es cierto, hice todo eso y no solo una vez.
Me cansé, volé y aterrice, pero no caí de rodillas, caí más fuerte que nunca.
Caí viva, despierta y gritando.
Desperté contra ti y moriré alabando la muerte de tu legión.