Una sutil dosis se extendió atreves de un hombre ; un individuo de caminado lento, respiración perpetua y jadeante, de marcadas facciones de decepción desdichada y automatizada, aroma corporal grasiento y revelador de su deterioro existencial; (un hombre común), y ciertamente la dosis que recibía fue también común , normal como la brisa putrefacta que invadía su rostro cada hora del día, aire turbulenta producto de la constante quema de ideas en las grandes hogueras de su ciudad.
La dosis no parecía ser de carácter letal era mas bien de un simple tono de manipulación y control emocional, pues lo primero que experimento de aquella incesante infección fue dirigida hacia sus sensibilidad humana , la misma que en otras condiciones le pudiese trasportar a lo largo de la expresión y de la interpretación del entorno de lo natural , se avía deformando en una extraña masa corpórea semi humana , esta masa cubría todo sus sistema, invadía cada órgano y lo enfermaba este colapsaba y era dominado , tornándolo así a un color azul granulado , este color se extendió por toda la piel de aquel desdichado hombre , pero esto sería solo el principio. En donde se posaban sus ojos se formaron carnosidades similares a labio por detrás de las mismos se escondían crecientes formaciones blanquecinas ; mientras que donde se ubicaba la boca se escondía recelosa una retina brillante cual esfera de cristal. Sus sentidos habían perdido la lógica de un ser humano se había trastornado en una especie de fenómeno lívido ansioso de publicidad, consumo y excitación . Mientras esto ocurría en su rostro su cuerpo creía voluminosamente cual globo de agua, creció de tal manera que sus extremidades se perdían por entre la piel hinchada y mal sana , al llegar al extremó de estallar los agentes dosificador lo llevaron a un obscuro cuarto en las alturas de un edificio de la ciudad con la ayuda de un poco de anestesia el pudo despertar al día siguiente con una única mano bajo su cuello , feliz él se encargo de recibir mas y mas dosis. Pocos días después se encontraba con las orejas estiradas por el peso de unos gigantescos aretes de metal brillante y dorado que el usaba para ostentar grandeza frente a sus igualmente insanos compañeros. Su única muñeca rodeada por un reloj marcaba los intervalos de sus dosis , en su cabeza no florecía cabello , revoloteaban dedos mandatarios , dadores de órdenes y encargados de darle cada vez mas dosis de "verdad", de educación, la lavado moral y esclavización inducida, la misma clase de dosis que el obtenía de la caja brillante la mismas que lo perseguían por las paredes de su ciudad la que le arrebato los sueños y lo transformó en un azulado ladrillo de una construcción con vida propia , un ladrillo que edificaba un sistema de dosificación.


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1 Comentarios

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  Mejorana

  Me ha encantado Leandro. Ten?a muchas ganas de que volvieras.
  Me he pasado por tu blog y te he dejado un par de comentarios.
  Un abrazo.
  

  07/03/09 10:03